Maternidad: cómo abrir canales de comunicación con tus hijos pequeños

Buenos días!

A pesar de que mis hijos son aún pequeños (4 y 2 años), siempre he defendido de la idea de que la transmisión de valores a nuestros hijos comienza en el momento que nacen. Por pequeños que sean, no podemos descuidar el ejemplo que les damos, la filosofía de vida que el inculcamos y las costumbres, valores y enseñanzas que queremos darles.




Para mí, uno de los pilares fundamentales de la educación de mis hijos es la familia: el hacer cosas juntos, generar momentos cotidianos en los que estemos todos y compartir rutinas. Aunque ellos vayan al cole y nosotros al trabajo, hemos intentado estirar al máximo las opciones para hacer cosas juntos y, a día de hoy, por ejemplo, hemos conseguido salir todos juntos de casa, a la misma hora y e la misma dirección. El hacer hincapié en la vida familiar es una elección nuestra, personal. 

Esta elección viene acompañada del deseo de que esta vida familiar sea satisfactoria y, para eso, sabemos que tiene que haber entendimiento y comunicación entre todos los miembros de la familia. Por eso, en mi día a día he establecido algunas rutinas para abrir con ellos canales de comunicación. Aunque son pequeños, funciona, y es muy interesante observar la diferencia entre los días en los que abrimos esos canales y los que no los abrimos (bien sea por descuido, porque no nos hemos visto o porque vamos sin tiempo para hablar tranquilamente)




¿Cuáles son mis formas de abrir canales de comunicación con ellos?

1. Además de preguntarle cosas a ellos, como qué han comido o con quién han jugado en el cole, les cuento cosas de mi día: les digo qué he comido yo, o con quién, y qué ha pasado en el trabajo, de forma simple. SI he ido de viaje, si he salido a tomar café o si ha venido alguien de visita. 

2. Les pregunto sobre temas que realmente les interesen. A Martín, por ejemplo, solo consigo hacerle hablar de lo que ha comido si empiezo con esta pregunta estrella: ¿Qué había hoy de premio para que el que se acabase toda la bandeja? Él me explica si ha sido un yogur, un actimel o un plátano, y me cuenta quiénes han conseguido premio  y quienes no. Al final, tirando del hilo, me cuenta todo el menú, pero...ay, como empiece preguntándole sin más qué ha comido, no me cuenta nada.

3. Les hago partícipes de lo que tenemos que hacer ese día o esa tarde: así ellos opinan, proponen y, también, se quejan, por supuesto. La armonía familiar suele durar poco!

4. Hablo con ellos de cómo me siento, especialmente, claro está, con el mayor. Intento que desarrolle su empatía y que, por ejemplo, entienda que ciertos comportamientos suyos influyen en mi estado de ánimo. Él también me cuenta cómo se siente, sobre todo cuando tiene rabietas y me termina reconociendo que tiene mucha rabia y que le cuesta que se vaya. Ya os conté hace tiempo que para este tema a Martín le ha venido genial el libro " El Monstruo de Colores", de Anna Llenas.




5. Cuando me cuentan algo interesante antes de que llegue su padre de trabajar, vuelvo a sacar el tema cuando estamos todos. También hablamos de lo que hemos hecho mientras no estaba, y de si hemos tenido alguna anécdota. La semana pasada, por ejemplo, el tema estrella fue que unos perros llevaban abrigo. A Martín le hizo mucha gracia y se lo contó con pelos y señales a su padre cuando saqué el tema.


Y vosotros ¿le dáis importancia a la comunicación con vuestros hijos, sea cual sea su edad? 



TERESA ZAFRA


arquitecta desde 2005, blogger desde 2010 y madre desde 2012. Abrí este blog hace más de 5 años para probar y ahora no puedo parar! Aunque la vida se le complique cada vez más, no se imagina ya su rutina diaria sin asomarse a este cuaderno de todo que es hoy el blog.

Si queréis más, nos vemos en Instagram







2 comentarios:

  1. Geniales consejos, como siempre.. Me ha gustado mucho el contarles lo que me ha pasado a mí durante le dia, seguro que de ahí sacamos tema de conversación para rato..
    Muchas gracias Teresa!

    ResponderEliminar
  2. Me gusta mucho como lo planteas y es cierto que aunque sean pequeños tenemos que intentar comunicarnos con ellos. Al Pelirrojo le pasa igual que a Martín, si le pregunto qué tal en el cole o lo que ha hecho no me cuenta nada. Pero si empiezo a preguntarle quién ha sido el encargado, ya vamos tirando del hilo.
    También me gusta decirles si estoy cansada o si he pasado un mal día para que entiendan que todos nos enfadamos o nos ponemos tristes al igual que ellos me lo cuentan a mi.

    ResponderEliminar

copyright © De lunares y naranjas