Maternidad: la conciliación para los que no tienen hijos

Como sabéis desde hace tiempo, soy totalmente contraria a clasificar a las personas en función de si tienen hijos o no. Defiendo que tener hijos no debe cambiar nuestro estilo de vida, ni nuestros hobbies, ni quienes somos.

Sin embargo, es cierto que tener hijos nos cambia las rutinas, la disponibilidad que tenemos de nuestro tiempo y de nuestro dinero, y  también supone una reducción de nuestra libertad individual. Nuestros hijos son personas que dependen al completo de nosotros y eso afecta inevitablemente a cada aspecto de nuestra vida.

Algunas veces en mi trabajo me toca cortar una conversación o una reunión porque tengo que irme a recoger a los niños. Antes de tener hijos, me daba igual salir 15 minutos después, pero ahora necesito ser puntual para estar en el colegio a la hora exacta.
Agradezco mucho que las madres y los padres podamos tener cada vez más medidas de conciliación, pero os prometo que a veces me siento culpable porque en la mayoría de las empresas, la conciliación se permite porque hay otros que no concilian y te cubren cuando no estás.



En mi caso, mi jefe no tiene reducción de jornada ni hace ningún horario especial. Entre él y yo nos repartimos el trabajo y así nuestro jefe, a su vez, tiene siempre a alguien disponible cuando lo necesita. Yo me voy sin que haya mayor problema porque mi jefe se queda. ¿Y si mi jefe tuviera hijos de la edad de los míos? Seguramente, si los dos quisiéramos irnos tendríamos un problema.

¿Y si mi jefe quisiera salir antes para irse al gimnasio, a un curso o a sentarse en su sofá? 

Me parece que la conciliación debería ser universal. En otros países de Europa, aunque las madres y padres siguen teniendo algunos privilegios por su condición, en general se apuesta por la conciliación de la vida profesional y personal, cualquiera que sea tu condición familiar. Yo misma he pasado por trabajos, antes de tener hijos, en los que mi vida consistía básicamente en trabajar. Seguro que os ha pasado, y que, hasta que no habéis tenido hijos, habéis aceptado trabajar en horarios que no os dejaban apenas tiempo libre.

En general, creo que los horarios de oficina en nuestro país deberían ser más compactos, con menos tiempo para comer, más flexibles, dando margen a recuperar y que, con mantener un horario cerrado de 5 horas en las que todos estemos para poder mantener reuniones y consultar dudas, podría ser suficiente. El resto del tiempo podría organizarse en función de las necesidades de cada uno.

Sé que no es un asunto fácil de resolver pero el mensaje que quiero lanzar es que todos tenemos derecho a tener vida fuera del trabajo, tengamos hijos o no.

Decidme ¿cuál es vuestra opinición sobre el tema?

TERESA ZAFRA


arquitecta desde 2005, blogger desde 2010 y madre desde 2012. Abrí este blog hace más de 5 años para probar y ahora no puedo parar! Aunque la vida se le complique cada vez más, no se imagina ya su rutina diaria sin asomarse a este cuaderno de todo que es hoy el blog.

Si queréis más, nos vemos en Instagram







2 comentarios:

  1. Muy de acuerdo con tu reflexion. Justo hoy, de camino al trabajo, he escuchado en la radio que la jornada de 8h se estipuló a principios de 1800...y en pleno siglo XXI seguimos exactamente igual...algo falla, no? Realmente es para meditar sobre ello.

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  2. Totalmente de acuerdo.
    En un trabajo que tenía antes de tener niños, los sábados por la mañana y los cursos de noche para trabajadores hasta las 10 o más, me quedaba siempre yo, porque era la sin niños... y no importa echar un cable a las compañeras, pero al final asumas más horas y más responsabilidad porque te dan proyectos que requieren más tiempo y disponibilidad, por el mismo sueldo.

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