Maternidad: los tres años, un punto de inflexión

Buenos días!

Las vacaciones de navidad han sido tan agitadas este año que se me olvidó felicitar en el blog a Martín por su tercer cumpleaños. Tenía medio preparado un post a falta de completarlo con unas fotos, y, de repente, llegó el día y no me acordé de terminarlo. La verdad es que sienta bien esa desconexión, porque quiere decir que estás a tope en el mundo 1.0, pero me supo mal haber felicitado a Nico en su primer cumpleaños y no hacer lo mismo a su hermano.



Como él no lee el blog, no sufrió mucho: su día además fue bastante intenso, cumplir años el 27 de Diciembre es algo fastidioso, por la acumulación de fiestas, comidas y regalos, pero está muy bien que  no haya colegio y que tus padres puedan pasar las 24 horas de ese día contigo.


Los tres años de Martín me han hecho descubrir otro mundo. Ya no tenemos un bebé en casa, sino un niño, y, como so pongo en el título del post, ha supuesto para nosotros un punto de inflexión. Evidentemente no fue un cambio que se produjese el pasado 27 de Diciembre, es un proceso que lleva ya unos meses y que aún tardará un tiempo más en completarse, pero podemos decir a día de hoy, que los hábitos, costumbres y comportamientos de nuestro hijo mayor son ya muy parecidos a los nuestros, que han dejado de ser los de un bebé, y que, por fin, podemos empezar a liberar un poco el tiempo que dedicamos a él.



No me malinterpretéis, no es que hayamos dejado de hacerle caso. Es simplemente que en lugar de darle un puré a las 12:30 de la mañana un sábado, podemos compartir con él una pizza en un restaurante. Que en lugar de tener que consolarlo sin más porque llora al meterlo en la cama, podemos explicarle que hay que irse a dormir pronto porque hay colegio (aunque no siempre funcione), y cosas de ese estilo.

Es un descanso, como os digo:

1. Que no lleve pañal.
2. Que entienda lo que le decimos, que se pueda razonar con él.
3. Que coma a nuestras horas y la misma comida que nosotros.
4. Que sepa ayudarnos con tareas sencillas, como echar la ropa a lavar, recoger juguetes, dar recados...
5. Que podamos dejarlo jugar solo sin miedo a que haga muchas locuras. Ya me puedo dar una ducha rápida mientras él ve unos dibujos en el salón y, eso, que queréis que os diga, es un descanso.

Sin embargo, como todo, tiene su parte menos buena, y es que ahora:

1. Hay que tener cuidado con lo que hablamos entre nosotros, porque todo lo pilla.
2. Tengo que medio esconderle las camisetas de dibujos animados, porque si no no quiere otras.
3. Empieza a opinar sobre lo que no quiere hacer, y le surgen ya algunos miedos y temores.
4. De vez en cuando hace preguntas incómodas.
5. Empieza a interesarse demasiado por nuestros móviles y, lo que es peor, sabe cómo cogerlos cuando no nos damos cuenta.



Como os digo, hemos pasado de tener un bebé a una personita. De momento no echamos de menos la fase anterior porque, como sabéis, seguimos teniendo un bebé que es su hermano pequeño. Sin embargo, aunque cada fase tiene sus preocupaciones, os digo que fisicamente es un descanso, eso es objetivo. Requiere menos cuidados, ya no hay que cogerlo continuamente en brazos, y es más fácil que él se adapte a nuestro ritmo. Estamos contentos, sobre todo, de verlo crecer sano, de que todo vaya con total normalidad y también, de que aún necesite nuestros mimos, besos y abrazos. Tendremos que aprovecharlo bien porque sabemos que esto no dura siempre.


besos a todos!

Teresa


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4 comentarios:

  1. Hola:felicidades por esos tres años a Martín. No hay duda que ganais todos en independencia y ya lo podeis incluir en vuestros planes. Seguimos en contacto

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  2. Tengo una hija de dos años y simplemente me ha encantado tus post de pros y contras.

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  3. Mi niña aun es un bebe, pero cuando has puesto lo del tiempo, te he entendido perfectamente... como van pasando las etapas y como se suele decir que rapido pasa todo

    www.daktual.blogspot.com.es/

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