Maternidad: volver al cole

Buenos días!

Martín vuelve mañana al cole y su hermano pequeño, Nico, volvió ya a la escuela infantil el viernes pasado.
La verdad es que yo soy de las que viviría en un verano eterno: sin trabajar, sin colegio, viajando, gastando, y, por supuesto, con un donante anónimo que me llenara la cuenta corriente cada mes, porque si no no sé yo cómo sería esto posible.
Sin embargo, reconozco que las rutinas tienen su parte positiva. En realidad, si lo pienso, si los niños fueran al cole pero su padre y yo pudiéramos permitirnos no trabajar, eso sí que sería la bomba.

(Nico en su primer día con su mochila Kanken)

De pequeña recuerdo el rollo de la vuelta la cole porque desequilibraba el presupuesto de toda la familia: uniformes, libros, material....un dineral, como decía con razón mi madre.
Hoy yo también gasto un dineral, pero, la verdad, me parece más rollo aún que el dinero, la cantidad de trabajo, tareas y trámites por los que hay que pasar para volver al cole, y hay tres que me resultan especialmente pesados:

1. Marcar los uniformes y coserles las cintas correspondientes para que los puedan colgar. ¿Por qué hay fabricantes de uniforme que nos dan las sudaderas y/o babys sin cinta cuando saben que todos los colegios de España tienen perchas para colgarlos? Es uno de los grandes misterios que nunca seré capaz de resolver.


2. Los zapatos. Seguro que no soy la única que compra unos zapatos, se los pone por casa al niño para ver que le quedan bien y no le hacen daño, y luego en el cole, todo son pegas. Si es pequeño se los quita cada 5 minutos, si es mayor dice que le hacen daño y, si les quedaban bien, en 3 semanas les quedan estrechos. Me da mucha rabia porque son caros, se los pruebas y repruebas, y, aún así, no siempre aciertas. Lo mejor viene cuando, casi nuevos, los regalas a otro niño para que los herede y a ese le duran todo el curso, no se los quita, no le molestan y no le quedan estrechos. La verdad es que ultimamente he dado con los de Garvalín, que, eso sí, no les hacen ningún daño a ninguno de los dos, se adaptan muy bien, y son difíciles de quitar (por ellos), y eso que Nico lo intenta a conciencia!

3. Las fotos de carnet. Las hacemos en casa, eso sí, pero no me gusta nada la tarea porque está comprobado que toda edad es mala para hacer a un niño una foto de carnet. Si es muy pequeño, porque no se está quieto y no entiende los sobornos. Si es mayor y puedes prometerle algo si se hace la foto, o le da vergüenza o lo da todo y te pone unas caras de foto demasiado forzadas. Eso sí, nuestros hijos tienen una suerte tremenda de haber nacido en la era de la fotografía digital, porque en nuestro caso te hacían 4 fotos, y la menos mala era la que te acompañaba todo el curso, que solía ser bastante tremenda.

TERESA ZAFRA

arquitecta desde 2005, blogger desde 2010 y madre desde 2012. Abrí este blog hace más de 5 años para probar y ahora no puedo parar! Aunque la vida se le complique cada vez más, no se imagina ya su rutina diaria sin asomarse a este cuaderno de todo que es hoy el blog.

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